Crónica del viaje a Tenerife por Belén Nadal

Me ha tocado hacer la crónica del viaje a Tenerife, y espero estar a la altura de nuestro cronista oficial Juanjo.

Siento deciros que los que os quedasteis en Madrid os perdisteis uno de los mejores campos en los que yo he estado (el “Abama” que, junto con el hotel, es una pasada), un campo precioso y ventoso (el “Costa del Sur”) y un tiempo estupendo para jugar, tomar el sol, disfrutar del paisaje y sobre todo… de las papas arrugás con mojo picón, del “cherne” y demás delicias que ponen en los “guachinches” de la zona. Por supuesto que todo ello se lo debemos a nuestra amiga Margarita, cuya organización no tiene precio. ¡¡¡Gracias Marga por todo tu esfuerzo!!!

El inicio no fue todo lo agradable que hubiéramos deseado algunos, porque los que viajamos el viernes a las 4 de la tarde tuvimos bastantes problemas:

Primero, algunos no teníamos asiento por overbooking. Magdalena se salvó por tener tarjeta Iberia plus, Adelaida por ser la esposa de Antonio que sí tenía asiento, pero nosotros, inicialmente fuera. Al final solo había un asiento que iba a utilizar yo porque el otro se lo habían dado a una … (no diré calificativo) que iba sin billete, pero era del gremio. Emilio montó el pollo y ante la posibilidad de reclamación en toda regla y con corte de pelo trasquilao al comandante, la … viajó en trasportín y Emilio en su asiento. ¡Aparcaos todos!

No terminaron ahí nuestros problemas porque nuestra maleta no llegó. Pero todos estos sinsabores se arreglaron en cuanto llegamos a destino, gracias a la maravillosa cena tinerfeña concertada y a la generosidad de Clara Camarasa que me prestó ropa para el día siguiente.

El sábado jugamos en el Abama, como digo, con un tiempo espectacular. En cuanto al campo y salvo algunos greenes que estaban “n’pelin” más altos de lo esperado (según me dijeron los casi-pro que llevábamos) fue estupendo jugarlo: espectaculares las vistas, perfecto el cuidado de calles, lagos y cascadas que daban ganas de refrescarse en ellos, parterres con millones de flores y arbustos preciosos, buggies con GPS, y por supuesto, la compañía. En cuanto a premios, fijamos que los 8 últimos tras jugar en los dos campos pagarían cervecitas, así que hubo que emplearse a fondo.

El domingo fue día de relax y cada uno hizo lo que quiso: unos fueron al Teide, otros (más bien otras) se quedaron en la pisci y en nuestro caso, un poco de ruta por la zona, desde Las Américas hasta los Gigantes y comidita en el puerto muy agradable.

El lunes tocaba ir al Costa del Sur. Pese a que el día amaneció nublado y un poco fresco, poco a poco fue levantando, salió el sol y …. ¡Llegó EL VIENTO, en cuanto abrieron las ventanas del mar!!! Ya me lo dijo el Marshall: no tengas prisa que las nubes se van a las 12:00 en cuanto aparezca el viento. ¡Oye … Clavao!!! En cuanto al campo, a todos nos pareció precioso: igualmente las vistas al mar eran espectaculares, pero lo que más nos llamó la atención fueron los bunkers negros como mis penas. Para mí, fue raro jugarlos porque la arena volcánica está muy suelta y tuve que adaptar mi juego habitual a este tipo de tierra. Pero el contraste entre el verde de las calles y los bunkers negros me parecieron preciosos. En cuanto a las calles … como dice Magdalena había más vaguadas que en Madrid2, así que cuando preguntabas ¿andandará mi bola? La contestación era … en el Madrid2 de la derecha me parece que cayó. ¡Menos mal que también llevábamos buggie y siempre se colocaba alguien arriba para ver donde iba la bola!! En fin, que pasamos un rato estupendo y conocimos un campo que a todos nos gustó. Tras recopilar tarjetas y contar puntos por parte de nuestro contador oficial J. Antonio Ortega Velis, también disfrutamos de las merecidas cervecitas, esta vez, con cargo a los finalistas empezando por el final.

El martes, con muchísima pena, tuvimos que regresar a Madrid, pero nos llevamos un recuerdo estupendo de nuestra estancia, de los campos, de la comida, de la compañía y de lo bien que se pasa en Tenerife, isla a la que yo, seguro, ¡volveré!!!